Walter Heyer es un ex transexual que desde que se reconcilió con su sexo ha venido denunciando la confusión que hay en torno al gigantesco  negocio de la ideología de género, quienes se han venido beneficiando con el sufrimiento de los demás.  En esta semana se encuentra en España junto a la doctora Michelle Cretella, desenmascarando la agenda gay en el primer congreso relacionado con este tema, sobre sexo, género y educación.

Tomé la píldora azul y luego la píldora roja dice con alegría Walter, así como recalca que a las personas con disforia de género se les anima a cambiar de género para que puedan vivir felices para siempre. En el mundo trans, todos los habitantes moldean su propia “realidad” en base a sus sentimientos y deseos.
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Eso es exactamente lo que hice. A pesar de nacer varón, elegí la píldora azul y perseguí el sueño de mi vida: ser una mujer. Creí en la “realidad” que quería creer. Tomé una identidad sutilmente elaborada, posibilitada por las hormonas y la cirugía, y viví como una mujer transgénero.

Pero sucedió algo gracioso. Transcurridos unos ocho años, me desperté poco a poco. Me di cuenta de la simple verdad biológica: seguía siendo un hombre, siempre había sido un hombre, y siempre sería un hombre. En términos de The Matrix, tomé la píldora roja. Con la claridad de visión recién descubierta, pude ver que todo lo que había creído acerca de la vida trans era una mentira. No puede erradicarse el diseño original de Dios de dos sexos biológicos innatos, hombre y mujer, a base de ingesta de hormonas, de la cirugía, o de vivir una mascarada.

Walter se sentía excepcional como mujer,
la euforia de los primeros años terminó
cuando se dió cuenta de la realidad
tras tomar la pastilla roja

 Ya no estaba dispuesto a vivir una vida artificial. Cuando me di cuenta de la paz y la alegría de vivir en la verdadera realidad de mi sexo dado por Dios, decidí que necesitaba compartir mi historia de vida. Mi objetivo es capacitar y ayudar a otros que ya no quieren vivir la trans-vida para que también encuentren una salida.

Pero los proponentes y los habitantes del trans-Matrix me consideran un enemigo. Cuando salgo y hablo públicamente de mi experiencia, la píldora azul ataca, diciendo que mi punto de vista es un “discurso del odio”.  En su versión de la realidad hay dos cosas que nunca debes hacer: 1) Hablar sobre el regreso a la vida anterior a la transexual y 2) testificar que fue debido a un encuentro con Jesucristo. 

Recordemos que Walter Heyer es uno de los 15 transexuales liberados de la matrix y que protagonistas del documental tranzformed que ha sido indeseado en varios países, todos ellos hablan con franqueza de los truculentos acontecimientos que les llevaron a vivir una vida transgénero, especialmente abusos y esclavitud sexuales y cómo Dios intervino con amor para redimirles personalmente y restaurarles a vivir plenamente su género de nacimiento.  

Por qué es imposible hallar el documental online?

Resultado de imagen de Walter HeyerCuando el productor y director, David Kyle Foster, siendo él mismo un ex homosexual, lanzó la película, la policía de lo políticamente correcto apresuró su respuesta. Rechazaron su promoción en Facebook y YouTube varias veces, y se le negó el uso de una lista de correo electrónico e-blast que había utilizado anteriormente para promover otros proyectos entre los cristianos. Se enteró de que su organización ha sido designada como “odiosa” y “ofensiva” y se incluyó en la lista negra de direcciones de correo para el uso de cualquier entidad secular.

En el testimonio de vida de Walter Heyer encontramos además elementos desgarradores como por ejemplo que obtuvo el permiso legal para practicarse la eutanasia en Bélgica porque después del cambio de sexo se sentía «un monstruo»…. y eso que le habían prometido que sería feliz por el resto de sus vidas.
Eutanasia que no se practicó talvez porque  había conocido el trágico caso de otra persona transexual, Nancy Verhelst, la mujer belga que, pocos meses después de la operación quirúrgica de construcción de pene que la había transformado definitivamente en el transexual Nathan que tanto había soñado y que la «haría feliz por el resto de sus días», había pedido y obtenido la eutanasia por inyección letal porque se sentía «un monstruo».
Y mientras en los titulares se informó que Nancy había muerto por una operación «fallida» de reasignación de seso, Walter Heyer se niega a creer hasta qué punto son capaces de llegar para ocultar lo que están haciendo con personas con transtornos, llevándolas al suicidio pero distrazándolo de otra manera.
Nancy  Verhelst como hombre y con
tatuajes.
VER LINK:
 sobre peligros de los tatuajes y posesión espiritual

Walter se reafirma cada vez más en que el hilo común que le ha sido referido más a menudo por personas que han cambiado de sexo, y se han arrepentido, es una infancia atormentada que no les ha permitido desarrollar adecuadamente su identidad sexual de nacimiento. Los transexuales no nacen transexuales. Los transexuales se desarrollan a partir de problemas evolutivos infantiles provocados por profundas heridas emotivas, como el caso de Nancy Verhelst quien tuvo una infancia de rechazo desde su nacimiento de parte de su madre, lo que la llevó a querer convertirse en un hombre, inconscientemente creyendo que con eso talvez agradaría a su madre, ya que veía que sus hermanos eran mimados por su madre mientras que ella era rechazada y relegada al último lugar, de hecho su habitación quedaba casi en el patio trasero mientras que sus hermanos hombres eran tratados como príncipes.

El caso de Heyer es similar al del 100% de transexuales, quien dice haber tenido una terrible infancia de la que pretendió huir transformando su género sexual a mujer y haciéndolo sentir que estaba en el cuerpo equivocado desde que tenía 5 años, decidió operarse a pesar de tener 42 años en aquel entonces, un matrimonio estable e hijos, y dice con toda seguridad que la infancia es ese caldo de cultivo que hará que más adelante una persona traumada quiera superar esos estados de rechazo, depresión, desamor con un cambio de sexo.  Critica que su caso de disforia de género no fué tomado con seriedad por los psiquiatras de género, quienes parecen más interesados en halonar a sus intereses particulares a millones de almas atormentadas con una gran cantidad de traumas que ellos (los psicólogos y psiquiatras al servicio de la agenda gay) no quieren ver como tal
Resultado de imagen de disforia de genero abuso sexualEn el caso de Walter Heyer su trauma empezó a la edad de  años cuando por causa de problemas familiares tuvo que vivir con su abuelita quien descaradamente lo solía vestir de niña, dice que incluso le hizo un pijama de color púrpura y lo trataba no como niño sino como niña, indiscutiblemente ahí nació su trauma de creer que era una niña atrapada en un cuerpo de hombre.   Fué llevado a donde su abuela debido a los abusos sexuales de parte de su hermanastro y un tío, además de los castigos severos que recibía de su madre quien un día lo golpeó tanto que lo dejó casi al borde de la muerte, todos esos hechos terminaron de moldear su personalidad alterna.
Solo se arrepiente de haber dejado a su mujer tres meses antes de su operación y haber permitido que su deseo de volverse mujer, fuera mucho más importante que sus hijos, no importándole lo que ellos pensaban o sentían entonces siendo apenas unos niños de 12 y 15 años, en cierto modo todo eso lo llevó a desarrollar una pesonalidad narcisista y egocéntrica que lo llevó a pensar  en él y nada más que en él.  No sería hasta que en ese período de 8 años que se había convertido en Laura Heyer y haber estudiado psicología que entendió que lo suyo era una disforia de género provocada por traumas de abuso sexual y es cuando reconoce que efectivamente había cometido un error al operarse sin necesidad.
En su web brinda ayuda y colaboración a otros transexuales   http://www.sexchangeregret.com/

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