Después de la oleada de odio, veneno e insultos de los días previos a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, por fin Obama tuvo que dar la cara a Donald Trump, quien finalmente se llevó el triunfo de la presidencia en ese país, y después de que hablara mal de Trump tachándole de bravucón y poco confiable, terminó afirmando que efectivamente Trump… es muy buen hombre.
El acostumbrado teatro de siempre. Pero centrémonos entonces en el punto importante de su diálogo, que cobra mayor importancia basándonos en eso que no dijeron verbalmente sino lo que se dijeron con los movimientos de su cuerpo, vamos a compartir las impresiones de Patti Wood, experta en lenguaje corporal, quien analizó la reunión y el comportamiento de ambos. Wood reveló que, mientras Obama estaba cansado, resignado y desesperanzado, Trump estaba serio y quizá asustado. Estas conclusiones nos dejan mucho qué desear, mucho para pensar ya que no cabe en la cabeza de nadie que un Donald Trump esté asustadito por estar frente a Obama…. muy raro no?
Ambos tenían las piernas ubicadas en la misma posición: rectas, de frente y abiertas. Esta postura refleja un comportamiento de “macho alfa” que expresa “yo soy el hombre”. Llama la atención si comparamos con las imágenes de la visita del presidente mexicano donde Obama tiene sus piernas cruzadas y el mexicano las tiene muy cerraditas, comparando ambas situaciones, la reunión entre Obama y Peña Nieto parece una reunión entre amigas, entre comadres que entre 2 «machotes alfa»
En el caso de Donald Trump llamó la atención por la posición de sus manos, las cuales las colocó juntas y apuntando hacia abajo, esto revela que está aprendiendo algo que antes no sabía y que necesita apoyarse a sí mismo. Por otro lado, la posición de dedos entrelazados de Obama revela que él estaba cansado. El momento se dejó trascender como bastante tenso, incluso a Obama se le vió menos sonriente que con sus antiguos colegas presidentes de países cómplices, habló muy pausado y controlado, incluso en muchos momentos se le vió dudoso de pronunciar ciertas palabras y en varias ocasiones desviaba la mirada hacia el suelo, dejando evidenciar sus nervios enormes. Su perplejidad e incomodidad fueron demasiado evidentes para un presidente con 8 años de experiencia en su cargo.
Su espalda nunca tocó el respaldo de la silla y parecía apurado, como que no tuviera tiempo para su invitado. Fué tanto el estrés de Obama que incluso le costó sonreir a su invitado.
A Trump se le vió abierto, con sus manos en su conocida pose y concentrado escuchando y esperando el momento oportuno para intervenir sin apresurarse o mostrarse dominante.
Algo que se mostró definitivamente es que ambos no se conocían de antes
En este gesto Obama toca levemente a Trump y es una señal que envía Obama de hey detente que aquí el jefe soy yo, el que sabe soy yo y abre incluso más las piernas
Por momentos se pudo ver a Trump como un niño que entra a un colegio diferente así como insinuando a Obama, te escucho aunque no estoy de acuerdo con vos
A pesar de los mensajes de inseguridad e incomodidad , Trump se mostró muy positivo en las redes sociales donde manifestó: “fantástico día y reunión con el Presidente Obama”