Comentábamos hace días cómo Teresa May intentaba en compañía de su compadre Emmanuel Macron convencer a Donald Trump de una incursión urgente en territorio sirio, debido al ataque con gas químico con el que los cascos blancos habían avisado que habían dejado como resultado 150 muertos y más de mil heridos y afectados.
Debido a esa insistencia Donald Trump lanzó un inesperado bombardeo que dejó a algunos personajes reconocidos, con mucho dinero en el bolsillo como por ejemplo…Philip May, quien es el marido de la primera ministra Theresa May y quien trabaja para el mayor accionista del fabricante de armas BAE Systems cuyo precio de sus acciones ha aumentado significativamente desde los recientes ataques aéreos que involucraron a Downing Street contra Siria.
Philip Mays empleador de la empresa Capital Group que valga la aclaración estuvo señalada en el escándalo de los Paradise Papers, es también el segundo mayor accionista de la compañía Lockheed Martin, una compañía de armas militares de Estados Unidos que proporciona sistemas de armas, aviones y apoyo logístico.
Las acciones de esta compañía también se han disparado desde los ataques con cohetes de la semana pasada.
Según los informes, la contribución del Reino Unido al ataque militar fué lanzar ocho misiles Storm Shadow, cada uno con un costo de £ 790,000 (US $ 1.13 millones).
Es así como a los contribuyentes británicos les costaron los 8 misiles un total de 6,32 millones de libras (nueve millones de dólares) . Los misiles fueron fabricados por BAE Systems.
Curiosamente tras poner en entredicho la honorabilidad del marido de Theresa, han brindado unas declaraciones no muy convincentes en cuanto a que el tipito ese no es «ningún inversionista» sino que han dicho que es un pobre y simple asesor empresarial ocultando que BAE Systems y el gobierno saudita están envueltos en una gigantesca negociación de 48 aviones Typhoon al Reino Unido que deja una vez más al descubierto cómo funcionan estos «negocios» de los ricos y poderosos, y que va dejando mucho más claro cómo esos presidentes, primeros ministros y demás, juegan a la guerra solo para hacer crecer los dividendos de sus empresas de la muerte.