Hace tres días, 20 de septiembre, se celebraba el día del niño y mientras el mundo estaba concentrado en ver cómo llegaban 3 millones de borregos a «invadir» el área 51, otros nos espantábamos con las cifras y casos cada vez más frecuentes del tráfico de niños.  Y a pesar de que 145 países celebran el día de la infancia, poco realmente se resaltó sobre cómo defender de manera efectiva los derechos de los más indefensos.


Los niños…víctimas de los más horrendos crímenes de lesa humanidad que en su mayoría quedan impunes como es el tráfico sexual, un crimen organizado que está creciendo de manera abrumadora y que cuenta con mayor margen de ganancias después del tráfico de drogas y de armas.  Lo escalofriante de este horrendo modelo de negocio es que una dosis de droga es consumida, un arma una vez que es vendida, se usa por una persona pero los niños se pueden usar, desechar, volver a usar, volver a vender a varios clientes incluso en el mismo día. Horrendo, horroroso, escabroso, la verdad no hay palabras para describir tanta maldad.  Niños y hasta bebés que son secuestrados, separados de sus padres y seres queridos para ponerlos a producir para sostener estructuras criminales que además usan a los niños no solo para el tráfico sexual sino también para tráfico de órganos.



Se conocen estructuras bien conformadas en Pakistán, donde bandas de ciudadanos chinos  secuestran mujeres jóvenes y niñas especialmente para el negocio de esclavas sexuales y tráfico de órganos.  En Nigeria el panorama no es diferente, donde pandillas secuestran niños que traspasan ilegalmente a los menores hasta Irlanda, a donde los ofrecen como esclavos sexuales y desde allí se ha ido construyendo una perversa central desde donde distribuyen a los menores como mercancía para distribuirla por todo Europa.

víctimas de entre 11 y 16 años rescatadas de redes
de tráfico de personas, era provenientes de
 Benin, Burkina Faso, Níger, Nigeria y Togo.

Bulgaria y Rumania son igualmente otros centros de tráfico de menores, donde las edades asombrosamente cada vez bajan más para satisfacer las necesidades del mercado, con la diferencia de que muchas de las decenas de miles de menores no son secuestradas ni llevadas forzosamente para distribuirlas como mercancía por todo Europa sino que son entregadas, vendidas por sus propios padres quienes parece no interesarse por el macabro destino que correrán estas criaturas, quienes quedan en manos de sus nuevos dueños que las amedrantan con amenazas, maltratos físicos y psicológicos.  Craiova es un punto clave para esta macabra industria, en  la frontera con Serbia y Bulgaria.  Las cifras aproximadas a las víctimas de este flajelo se cuentan alrededor de unos 40 millones, aunque conocer números  exactos es una ardua tarea, ya que además sin contar con cuántos de esos menores son usados para otros fines… fiestas raras donde practican los sacrificios rituales  y los asesinatos por placer y canibalismo.


Adjunto a estos crímenes contra los niños se encuentran también el uso de los menores para mendicidad, y aunque todos esos secuestros, desapariciones forzosas y actividades ilegales sexuales cometidas contra los niños son de conocimiento de organizaciones como Interpol, parece haber no tanto compromiso en capturar a todas esas bandas que parecieran trabajar en coordinación y con autorización gubernamental… y nos hace recordar como comentábamos días atrás en el post sobre Jeffrey Epsten, quien alardeaba de tener policía, abogados y jueces trabajando para ellos…. gente que como Epstein trabajan aparentemente bajo una fachada de ayuda humanitaria, posando de filántropos para que nadie sospeche de que ellos son los consumidores de ese horrendo negocio que se mueve a través de ONGs.  ONGs que dicen luchar contra la trata de personas y de las cuales algunas, como en Haití,  han estado ligadas a casos de desaparición forzosa y tráfico de menores y que Hillary Clinton y otros altruistas personajes como Epstein, han defendido  para posteriormente ubicar a esas mismas personas envueltas en desapariciones forzosas de niños, en cargos directivos de esas entidades que en apariencia luchan por la defensa de los niños y que luchan en apariencia por su seguridad y protección pero que en realidad lo que hacen es facilitar la labor de esas bandas de tráfico de personas.  No hay explicación coherente de que se conozcan lugares, edificaciones, nombres, las rutas de tráfico y los resultados sean casi que nulos, no hay interés ni comprommiso en desmantelar esa podredumbre.


En lo personal me asquea ver aquí en Alemania cómo se permite prácticamente el mercadeo de jovencitas que son traídas con engaños desde Zimbawe, diciéndoles que las traen a estudiar mediante becas o para hacer trabajos en hogares cuidando niños o tareas domésticas y solamente para convertirlas en esclavas sexuales, ofreciéndolas para servicios de prostitución aún cuando están contra su voluntad.  La ministra del ministerio de la mujer de Zimbawe en una entrevista para el periódico the Herald, denunciaba todas esas actividades que parecen increíblemente contar con el beneplácito de la policía y organismos de control.  Se cree que hay alrededor de 800.000 «prostitutas»  que están ejerciendo bajo ese sistema de reclutamiento y no hay nadie haciendo nada para liberarlas de los proxenetas.  Pero las cifras se silencian realmente cuando se habla de niños que parecen ser parte del mayor mercado que deja más ganancias.


Las cifras de abuso son escalofriantemente aterradoras, un niño indefenso podría ser en el lapso de 5 años, ser violado por alrededor de 6000 hombres, que suelen ser gentes adineradas de altas posiciones, empresarios, políticos y cabezas de esas agrupaciones de tráfico.  Se sabe que los niños se anuncian como mercancía en Internet, se transportan en las carreteras y se compran y venden en hoteles lujosos.


En Estados Unidos se habla de unos 100 a 300 mil niños que son vendidos y comprados para actividades sexuales forzadas e ilegales.  Entre los relatos de los menores se encuentran siempre los mismos aspectos, amenazas de muerte, maltrato psíquico y físico para que no se escapen, así mismo entre los consumidores de prostitución, parece que al final no les importa cuando llegan y les entregan un niño o una niña, son muy pocos los que al ver a un menor salen y se van pero nunca denuncian por miedo a verse envueltos en la trama pedófila de tráfico de menores y así es como se perpetúa el drama para estos pequeños.  Cuándo será que los niños de todo el mundo pudieran celebrar su día sin que se vean privados de la libertad y sus sueños e infancia arrebatados?


El tráfico de personas es un delito atroz que debe ser rechazado por todos nosotros, si saben de casos sospechosos no duden en denunciar hasta llegar a las entidades correctas y comprometidas con la defensa de los indefensos.  El mal triunfa porque la gente buena no hace nada.

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